lunes, 30 de enero de 2017

NO TE VAYAS SIN DECIR ADIÓS


Por fiiiiiiin es lunes. (Konačno da Je ponedjeljak)

Hay veces en la vida que, sin saber muy bien por qué, las cosas ocurren tan deprisa que apenas somos conscientes de que todo ha cambiado. Y seguimos esperando que todo vuelva a su ser pero eso ya no ocurre.
La semana pasada comenzó muy bien como cada lunes pero recién empezado el martes cambió.

Siempre discuto (en el buen sentido) con un buen amigo sobre la “suerte” y él insiste (mi amigo) que la suerte no existe, que la suerte en una consecución de factores que tu ocasionas o generas, vamos que si las cosa pasan en porque tu has trabajado sobre ello. Yo, en ciertos aspectos puedo llegar a estar de acuerdo, pero no en todos. Creo que en determinadas circunstancias hay gente que tiene muy mala suerte y no precisamente por que hicieran nada para merecerlo.

Este es el caso de mi amigo OGI. Una persona brillante, muy inteligente y extremadamente sensible. Ogi no es español, vino a España huyendo de una cruel guerra de hermanos (la guerra de los Balcanes). Tenía una familia, un gran trabajo con un brillante y prometedor futuro pero… esta estúpida guerra trunco todo. Ogi tenia mujer e hija, eso si, en el bando equivocado… la guerra les separó de por vida y… aunque lo intentó jamás pudo volver a ver a su anhelada hija. No pasó ni un solo día en el que habláramos en que no la recordara, pero solo se quedó.
Ogi se casó con una española y durante unos años estuvo “feliz” por estar junto a ella hasta que un cáncer se la fue llevando poco a poco y Ogi quedó viudo… triste…. y solo.
En su cabeza no estaba abandonar, aunque siempre se sentía solo. Un luchador que rápidamente se recompuso y supo hacer de todo su “despojo humano”, (como el se refería a si mismo porque en la guerra recibió varios tiros y una granada llenó su cuerpo de metralla) una fantástica propuesta para continuar adelante.
Y así lo hacía, siempre pensando en los demás. Es posiblemente la persona más caballerosa, entregada y educada que he conocido.
Pero este martes pasado algo falló y Ogi por fin descansó.  Me llamó tarde y después me escribió.“Quería charlar un rato. Mañana te llamó”, pero nunca llamó. Tampoco se despidió. Estaba solo en casa y así se quedó.

Y trato de imagina por qué no se despediría, quizás de nuevo su mala suerte que siempre le acompañó, y pienso: No te vayas nunca sin decir adiós, aunque sea … un hasta luego.
Genial. Por fin es lunes. Adiós Ogi.

OP


No hay comentarios:

Publicar un comentario