Gooooooooooooood Moooooooooooorning!!
Por fin es lunes.
Llevo ya presenciando desde hace un tiempo, quizás demasiado, como en
nuestros país, España, se vienen desarrollando ciertos acontecimientos que me llaman
notablemente la atención.
Y no suelo hablar de política porque, al igual que la religión, me
parece que son temas personales y particulares de cada uno, que si bien puedes
compartir en círculos cerrados, lo mejor, bajo mi punto de vista, es mantener tu
opinión, creencia, o ideología en privado, pero esto como digo, solo es mi
opinión.
Y no es cuestión de ideología, porque al final todos tienen
comportamientos, que no pensamientos, similares. Llegar a ostentar el
privilegio, bajo mi punto de vista, de haber sido elegido por los ciudadanos
solo es una responsabilidad para con tu público, dígase los votantes, con
aquello sobre lo cual te votaron. Pero la realidad, en todos los ámbitos suele
ser parecida para todos en actitud, pero diferente en pensamiento. Cuando
llegan a conseguir los ansiados votos, todos parecen transformarse para
alcanzar ser, lo que ellos piensan que es lo mejor para el “pueblo”, eso si sin
tener en cuenta lo que en realidad representan, y lo más importante, dejando de
lado, sobre todo aquello por lo que la gente les había votado. El objetivo es: alcanzar
el poder y perpetuarse.
Por eso observo horrorizado como mi voto, evitando ser de una facción
con la cual no comulgo, hospedado en lo “mejor para el pueblo” se convierte en
“aliado” de aquello que yo, evitaba por detestarlo.
Que los políticos actúen de esta forma no es nada nuevo viene
ocurriendo desde la antigua Grecia (en la nueva también pasa) y donde su máximo
exponente podríamos decir que fue el siglo XVIII con el despotismo ilustrado
francés y su ya conocido marchamo “Tout pour le peuple, rien par le peuple” (Todo por el pueblo, pero
sin el pueblo). Y sinceramente creo que ahí es donde hemos vuelto.
Viendo,
escuchando atónito como gente a la que di mi voto, mi confianza se encuentran
“facultados” para hacer pactos y unirse a gente antagónica a mis pensamientos
tan solo por perpetuarse en el poder, o alcanzarlo.
Y
es que algunos no parecen entender que cualquier dirigente se debe a aquellos
que votaron y el fin, no siempre justifica los medios. Estar en una formación
política que votaron muchos significa y obliga a mantener una ética, unos
principios y ser fiel y sincero con aquello que tu promulgaste para que la
gente te votara. Estar en un partido es como tener un gran coche, pero tener un buen
coche no significa ser un buen piloto, de echo en España ya lo hemos
vivido con algunos de nuestros dirigentes, y con algunos de nuestros pilotos,
aprovechando el símil.
Ahora
es complicado pero quizás deberíamos tener en cuanta para próximas elecciones
el currículo de los pudieran ser nuestros futuros gobernantes, y no solo hablo
de trabajo si no también de honestidad, honradez y sinceridad.
Genial.
Por fin es lunes. Democráticamente estupefacto.
OP