lunes, 25 de enero de 2016

TENER UN BUEN COCHE NO SIGNIFICA SER UN BUEN PILOTO


Gooooooooooooood Moooooooooooorning!!
Por fin es lunes.

Llevo ya presenciando desde hace un tiempo, quizás demasiado, como en nuestros país, España, se vienen desarrollando ciertos acontecimientos que me llaman notablemente la atención.
Y no suelo hablar de política porque, al igual que la religión, me parece que son temas personales y particulares de cada uno, que si bien puedes compartir en círculos cerrados, lo mejor, bajo mi punto de vista, es mantener tu opinión, creencia, o ideología en privado, pero esto como digo, solo es mi opinión.

Y no es cuestión de ideología, porque al final todos tienen comportamientos, que no pensamientos, similares. Llegar a ostentar el privilegio, bajo mi punto de vista, de haber sido elegido por los ciudadanos solo es una responsabilidad para con tu público, dígase los votantes, con aquello sobre lo cual te votaron. Pero la realidad, en todos los ámbitos suele ser parecida para todos en actitud, pero diferente en pensamiento. Cuando llegan a conseguir los ansiados votos, todos parecen transformarse para alcanzar ser, lo que ellos piensan que es lo mejor para el “pueblo”, eso si sin tener en cuenta lo que en realidad representan, y lo más importante, dejando de lado, sobre todo aquello por lo que la gente les había votado. El objetivo es: alcanzar el poder y perpetuarse.
Por eso observo horrorizado como mi voto, evitando ser de una facción con la cual no comulgo, hospedado en lo “mejor para el pueblo” se convierte en “aliado” de aquello que yo, evitaba por detestarlo.
Que los políticos actúen de esta forma no es nada nuevo viene ocurriendo desde la antigua Grecia (en la nueva también pasa) y donde su máximo exponente podríamos decir que fue el siglo XVIII con el despotismo ilustrado francés y su ya conocido marchamo Tout pour le peuple, rien par le peuple” (Todo por el pueblo, pero sin el pueblo). Y sinceramente creo que ahí es donde hemos vuelto.

Viendo, escuchando atónito como gente a la que di mi voto, mi confianza se encuentran “facultados” para hacer pactos y unirse a gente antagónica a mis pensamientos tan solo por perpetuarse en el poder, o alcanzarlo.

Y es que algunos no parecen entender que cualquier dirigente se debe a aquellos que votaron y el fin, no siempre justifica los medios. Estar en una formación política que votaron muchos significa y obliga a mantener una ética, unos principios y ser fiel y sincero con aquello que tu promulgaste para que la gente te votara. Estar en un partido es como tener un gran coche, pero tener un buen coche no significa ser un buen piloto, de echo en España ya lo hemos vivido con algunos de nuestros dirigentes, y con algunos de nuestros pilotos, aprovechando el símil.

Ahora es complicado pero quizás deberíamos tener en cuanta para próximas elecciones el currículo de los pudieran ser nuestros futuros gobernantes, y no solo hablo de trabajo si no también de honestidad, honradez y sinceridad.

Genial. Por fin es lunes. Democráticamente estupefacto.

OP


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