Gooooooooooooood Moooooooooooorning!!
Por
fin es lunes
Cuenta la leyenda que el joven
discípulo de un viejo sabio, que enseñaba filosofía de vida a sus alumnos, llegó
presuroso y jadeante a casa del viejo alertado por ciertos rumores que habían
llegado a sus oídos y que entendía, que dada su importancia, debía poner en
conocimiento de su maestro de inmediato:
El joven no tardón en hablar: “Maestro, un amigo suyo estuvo hablando mal
de usted”.
El viejo que andaba tranquilo
sentado con su pipa en la mano de forma imprevista le interrumpió: “¡Espera! ¿Ya hiciste pasar por las tres rejas lo que vas a contarme?”
El joven discípulo alzo la parte
izquierda de su labio a la par que abría enormemente sus ojos y sus cejas se arqueaban,
todo ello en un gesto automático de sorpresa: “¿Las tres rejas?”. Su tono dejó entrever que el joven pensaba que
su viejo maestro había tenido un desliz mental.
“Sí. Las tres rejas”
reiteró el viejo con voz rotunda.
El joven apretó los labios, incapaz
de que saliera palabra de ellos, pero no consiguió cerrar los ojos que continuaban
más abiertos si cabe.
El viejo continuó con su
razonamiento: “La primera es la reja de
la verdad. ¿Estás totalmente seguro de que lo que me vas a contar es
rigurosamente cierto?”
Absolutamente impávido por la
inesperada pregunta el joven contestó: “Ciertamente
no, lo oí comentar a unos amigos”.
El viejo prosiguió con su
argumentación: “Entonces ¿al menos habrás
hecho pasar por la segunda reja?”.
Inquieto por la curiosidad el joven
contestó: “No ¿cuál es la segunda reja?”.
El viejo le miró de reojo mientras azuzaba su pipa y afirmó: “La bondad. Esto que deseas decirme, ¿es
bueno para alguien? “ volvió a preguntar.
Absorto e inquieto por descubrir
donde acabaría todo esto, el joven rápidamente contesto: “No, en realidad no. Al contrario...” pero no pudo acabar la frase
porque el viejo le interrumpió.
“¡Vaya!”, y volvió a exhalar el humo de la pipa mientras preguntaba: “y la última reja, al menos dime que has pasado
la última reja”. Apesadumbrado
y consciente de su ignorancia nuevamente el joven habló de forma inmediata: “No maestro. ¿cuál es la última reja?”.
“La última reja es la necesidad. ¿Es necesario hacerme saber eso que
tanto te inquieta?” contestó en tono claro y
ritmo pausado.
El joven se dio por vencido: “Si le soy sincero: pues..no!!!”
El sabio sonriendo concluyó diciendo: “pues… si no es verdadero, ni bueno, ni necesario … sepultémoslo en el
olvido”.
Genial. Por fin es lunes. Pasando rejas.
OP