lunes, 12 de agosto de 2013

LAS TRES REJAS


Gooooooooooooood Moooooooooooorning!!
Por fin es lunes

Cuenta la leyenda que el joven discípulo de un viejo sabio, que enseñaba filosofía de vida a sus alumnos, llegó presuroso y jadeante a casa del viejo alertado por ciertos rumores que habían llegado a sus oídos y que entendía, que dada su importancia, debía poner en conocimiento de su maestro de inmediato:
El joven no tardón en hablar: “Maestro, un amigo suyo estuvo hablando mal de usted”.
El viejo que andaba tranquilo sentado con su pipa en la mano de forma imprevista le interrumpió: “¡Espera! ¿Ya hiciste pasar por las tres rejas lo que vas a contarme?”
El joven discípulo alzo la parte izquierda de su labio a la par que abría enormemente sus ojos y sus cejas se arqueaban, todo ello en un gesto automático de sorpresa: “¿Las tres rejas?”. Su tono dejó entrever que el joven pensaba que su viejo maestro había tenido un desliz mental.
“Sí. Las tres rejas” reiteró el viejo con voz rotunda.
El joven apretó los labios, incapaz de que saliera palabra de ellos, pero no consiguió cerrar los ojos que continuaban más abiertos si cabe.
El viejo continuó con su razonamiento: “La primera es la reja de la verdad. ¿Estás totalmente seguro de que lo que me vas a contar es rigurosamente cierto?”
Absolutamente impávido por la inesperada pregunta el joven contestó: “Ciertamente no, lo oí comentar a unos amigos”.
El viejo prosiguió con su argumentación: “Entonces ¿al menos habrás hecho pasar por la segunda reja?”.
Inquieto por la curiosidad el joven contestó: “No ¿cuál es la segunda reja?”. El viejo le miró de reojo mientras azuzaba su pipa y afirmó: “La bondad. Esto que deseas decirme, ¿es bueno para alguien? “ volvió a preguntar.
Absorto e inquieto por descubrir donde acabaría todo esto, el joven rápidamente contesto: “No, en realidad no. Al contrario...” pero no pudo acabar la frase porque el viejo le interrumpió.
 “¡Vaya!”, y volvió a exhalar el humo de la pipa mientras preguntaba: “y la última reja, al menos dime que has pasado la última reja”.  Apesadumbrado y consciente de su ignorancia nuevamente el joven habló de forma inmediata: “No maestro. ¿cuál es la última reja?”.
“La última reja es la necesidad. ¿Es necesario hacerme saber eso que tanto te inquieta?” contestó en tono claro y ritmo pausado.
El joven se dio por vencido: “Si le soy sincero: pues..no!!!”
El sabio sonriendo concluyó diciendo: “pues… si no es verdadero, ni bueno, ni necesario … sepultémoslo en el olvido”.

Genial. Por fin es lunes. Pasando rejas.


OP


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