lunes, 4 de junio de 2018

ADN EMOCIONAL



Por fiiiiiiin es lunes. (最後に、今日は月曜日です).

Una canción nos despierta el recuerdo de un amor, el olor de una comida nos trasporta a la infancia, uno grupo de jóvenes con mochila subiéndose a un tren no evoca la despreocupación y la alegría de la juventud… La nostalgia es una felicidad triste. Es muy gratificante poder recordar todas esas cosas pero a la vez resulta amargado pensar que todo eso ya no volverá.
La palabra nostalgia viene del griego nostos (hogar) y algos (dolor). Algo así como echar de menos el hogar. (tristeza de no volver a casa).
Lo que ya se sabe, a ciencia cierta, es que nuestro cerebro “redondea” todas esas situaciones que nos hicieron felices por algún momento para hacerlas casi perfectas. Y en ciertos momentos de nuestra vida eso es peligrosos porque, a casi todos nos pasa, vivimos esclavizados por algunos recuerdos. Nadie está libre de sentir esa cierta nostalgia en determinadas ocasiones, pero no vivir el día a día, te hace estar fuera de la realidad. Y es cuando esa nostalgia se convierte en melancolía, que aparece especialmente cuando nuestro futuro es incierto y afloran en esos recuerdos buenos que nos acontecieron en el pasado.
Es verdad que nuestras grandes vivencias nos dejan una huella emocional. Y esa es la parte buena de la nostalgia porque configuran nuestra personalidad, nuestro “ADN” emocional. Los recuerdos idealizados del pasado nos permiten sentir nuestra existencia como algo vello y valioso: mereció la pena.
Vivimos en un momento donde se premian la emociones (por ejemplo todas las aplicaciones tienen filtros para hacer mas bucólicas nuestras fotos actuales) y la nostalgia nos refuerza esos sentimientos.
Quizás no sea tan importante sentirse culpable por dejarse llevar por los recuerdos del pasado, pero solo de vez en cuando, para que no se te pierda el presente y te anule el futuro.
Genial. Por fin es lunes. Nostálgico.

OP


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