Gooooooooooooood Moooooooooooorning!!
Por fin es lunes.
La
sensación de perder es el doble de fuerte que la de ganar.
Por
naturaleza odiamos perder y lo sentimos muchísimo mas cuando perdemos algo que
el echo de ganarlo. ¿qué no te lo crees? Pues piensa en tus propias carnes si
juegas a cara o cruz 10€. La probabilidad es del 50%. Tienes la mismas
posibilidad de ganar que de perder pero, perder 10€ a cara o cruz con una
moneda nos frena mucho mas que el hecho de poder ganar 10€ de igual manera.
Es
nuestra propia naturaleza. Tememos mucho más al efecto que pueda producir en
nuestro día a día, la pérdida de algo de valor para nosotros que los posibles
beneficios que podamos alcanzar. Y ¿por qué no pasa esto?
La
aversión al
riesgo es una tendencia natural de las personas. Siempre aceptaremos
de mejor gusto cuando nuestro riesgo es menor, aunque nuestro beneficio sea
alto, que algo que no nos da apenas beneficio pero que implica un bajo riesgo.
Somos miedicas por naturaleza.
Todas
las decisiones las basamos en nuestras propias expectativas, perder nos
horroriza por lo que eliminamos el riesgo de inmediato, y ganar nos gusta
siempre que sea un alto beneficio.
Las
expectativas se convierten en utilidad esperada. A mayor utilidad disminuye
nuestro miedo.
Tenemos
una alta sensibilidad ante la certeza (algo que es real como tener el dinero en
el bolsillo) y la alta probabilidad, pero nuestra sensibilidad disminuye cuando
varía la escala de probabilidad. (a menor probabilidad aumenta nuestro miedo).
Y a todo esto se suma nuestra propia experiencia pasada que ejerce de freno
(aumenta el miedo), aunque es bien sabido que realidades pasadas no garantizan
realidades futuras.
Ante
decisiones tomadas de forma impulsiva nuestro remordimiento es menor, pero el
remordimiento asociado a la omisión de actos es menos intenso al que tenemos
cuando cometemos errores.
En
concusión con todo esto que es bastante farragoso.
Ante
una toma de decisión importante es imprescindible asociarlo en nuestra mente a
una utilidad para minimizar el riesgo y si pese a todo ello persiste el miedo,
no lo piense mucho y toma la decisión de forma impulsiva porque nuestro
arrepentimiento será menor y por ende nuestra frustración.
Si
quieres hacer algo, ve su utilidad, pero si aún así no lo ves claro, hazlo por
te arrepentirás poco. De ahí viene el dicho: ”quien no arriesga no gana”.
Genial.
Por fin es lunes. Asumiendo riesgos.
OP
No hay comentarios:
Publicar un comentario