lunes, 6 de octubre de 2014

BESAR CON UNA MIRADA


Gooooooooooooood Moooooooooooorning!!
Por fin es lunes.

Una mirada.
Tan solo una mirada bastó para entender que aquello era definitivo. Ni una palabra salía de su boca. Un atardecer de color rojo intenso, un piano de fondo, y el olor a sal de la mar. Preciso, magnífico, grandioso. Y sus lagrimas quebraron el murmullo que había de fondo de las olas rompiendo al unísono en cadencia con la suave melodía que proporcionan las cuerdas y las maderas al rozar, dispuestas en orden por notas bajo unas manos versadas. Piano, lagrimas, atardecer.

Una caricia que limpia su dulce y suave mejilla. Un ocaso, atardecer ya de otoño. Y sus ojos se llenan de brillo por la luz que se tamiza a través de sus suspiros. Destello intenso que hace más duro ese momento. Y siento como cambia su cara, su mirada, y veo de nuevo el color de su mirada, el color de una mirada, una mirada marchita, una mirada apagada.
Y recuerdo aquel pasaje de Becquer, aquella frase en la que besar se puede, sin tocar, besar con una mirada.
Y sonrío lleno de condena y melancolía, pero sonrío. Y a veces sueño con esa mirada, sueño con ese beso… con esa despedida. Y pienso, mejor mirar que ver, mirar besando.

“El alma que hablar puede con los ojos, también puede besar con una mirada”. (Gustavo Adolfo Becquer).

Genial. Por fin es lunes. Mirando.

OP


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