lunes, 23 de junio de 2014

QUE RIDICULO


Gooooooooooooood Moooooooooooorning!!
Por fin es lunes.

Y no sabes muy bien porque pero el corazón late acelerado, las manos transpiran más de lo habitual, y miles de ojos se clavan en mi. Como tenga que hablar me va a dar algo… no me salen las palabras… y si hay cámaras… “me muero”.
Esto cuando era pequeño no me pasaba, de hecho cuando estoy con niños no me pasa ¿y por qué delante de una pu..ñetera cámara me pasa? Parezco asustado e indefenso. Pues la verdad es que cuando estoy con niños no me pasa. Será por que ellos no me van a criticar, será porque a ellos les dan exactamente lo que yo hago, o como lo digo… pero los mayores, los adultos me asustan. ¿qué pensarán de mi? Se van a reír de mi, y yo no puedo con eso.

Es curioso, porque luego me pasa lo contrario, cuanto más miedo tengo al principio luego me sale mejor, o eso me dicen, pero si no me dicen lo que quiero escuchar, me sienta falta.
Resulta que siempre creo que la gente piensa algo de mi, pero la verdad es que luego no acierto nunca. Yo como pitonisa no me podía ganar la vida… bueno ni yo, ni nadie.
Pero una  vez más que he de reconocer que ese miedo al ridículo arruina muchos de mis buenos momentos. Ese miedo injustificado a pensar que los demás están pensando de mi. Y luego cuando estoy a gusto me relajo y no pienso en nada. Porque estoy haciéndolo sin pensar, como decía Mihaly Csikszentmihaly, estado de fluir.

Que ridículo. Pues ya nunca más. Incluso puedo llegar a disfrutar. El secreto:
- No pensar en lo que yo creo que la gente está pensando (nunca acierto).
- Fluir.
Y eso de fluir ¿cómo llego a fluir?
Preparando de antemano lo que voy a decir, eso siempre da seguridad, y la seguridad se transmite.
Concentrándome en lo que estoy haciendo. Olvidando el mundo exterior. De esta forma empiezo a disfrutar porque lo hago bien: para mi y por mi.
Marcándome objetivos para llegar a lo más alto e intentar superarme pero solo por mi.
A partir de ahí dejar que las cosas, simplemente vayan, no hay porque anticiparse.
Buscando la máxima eficacia, no el máximo esfuerzo.
Y lo más importante, no perseguir el éxito porque cuanto más lo buscamos y lo convertimos en nuestro objetivo disminuyen la posibilidades de conseguirlo, porque el éxito suele ser una consecuencia de la dedicación personal, del trabajo bien hecho y de mucha pasión.

Genial. Por fin es lunes. Dedicado, trabajando y con mucha pasión: fluyendo.

OP


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