lunes, 4 de noviembre de 2013

CONVERTIR ILUSIONES EN DESEOS


Gooooooooooooood Moooooooooooorning!! 
Por fin es lunes.

El ser humano necesita 'motivos' para actuar, deseos, ilusiones, objetivos que den sentido a su vida. Sin motivación no estamos predispuestos a actuar, y más bien la tendencia es esperar a sentir una motivación positiva, que se transforma en desesperación cuando no llega. La motivación, las nuevas ilusiones, ¿cómo pueden aparecer en nosotros?. El hecho es que cuando estamos bien parecen aparecer espontáneamente eso nos induce a creer que es algo natural. Pero lo cierto es que la motivación no es constante e incombustible, y cualquier persona normal puede atravesar momentos de vacío y desgana.

La solución es sencilla trabajar en nuevas direcciones, explorar nuevos caminos, buscar nuevas motivaciones. Estar motivados es:

1. Mantener vivos nuestros objetivos, ilusiones. Fundamental para que no caigan en el olvido. Perseverar ante las dificultades, la firmeza de no caer en el derrotismo antes de tiempo, ser capaces de reanimarnos, darnos nuevo aliento recordando las razones y las cosas que dan sentido a nuestra vida, re-vitalizar, definir las motivaciones que se han diluido o se han olvidado en el día a día (a esta operación la podríamos llamar el arte de auto- motivarse ).
Estas capacidades son esenciales para combatir el cansancio, el olvido, las dudas y la tardanza irritante que producen los obstáculos y pegas que van surgiendo.
 
La educación del carácter durante en la infancia es muy importante ser  buenos auto-motivadores. Si los educadores nos han transmitido confianza en nosotros mismos, nos han inculcado valor para resistir las dificultades,  nos han enseñado a tolerar las frustraciones y las demoras en la realización  de los deseos, a ser tolerantes y prácticos con lo errores, a controlar el malhumor, y han estimulado  y fomentado en nosotros la imaginación y capacidad de invención, entonces seremos perfectamente hábiles para resistir e imponernos ante las desgracias. Si por el contrario nuestros educadores reprimían nuestras iniciativas, nos ridiculizaban en exceso, nos mimaban o facilitaban las cosas impidiendo el desarrollo de nuestra fortaleza, si nos hacían demasiado dependientes con el pretexto de protegernos, nos aterrorizaban demasiado o nos volvían excesivamente auto-exigentes, puede ser que estemos peor preparados para el arte de saber re- vitalizarnos, re-motivarnos positivamente (porque criticarnos y castigarnos por ello no sería precisamente un buen ejemplo de motivación positiva) cuando el cansancio y la flaqueza aparecen.

2. Marcarse nuevos objetivos: cuando ya se han cumplido los anteriores, lo que requiere un comportamiento de exploración, de búsqueda, de correr el riesgo de probar cosas nuevas.
La búsqueda de nuevas objetivos, la habilidad de edificar nuevas vidas sobre las cenizas de las anteriores marca la diferencia entre la persona que se hunde ante el fracaso, la muerte o la enfermedad, y la que se remonta. En numerosas ocasiones vemos que hay personas “derrotistas” que se abandona en exceso y se regocijan en la desgracia ("pobre de mí", "he tenido mala suerte", "la vida me trata injustamente"), que es una suerte de dolor pasivo, un re-volverse sobre la misma herida una y otra vez, para que el asombro y el dolor paralizante nos ofusquen y nos hagan sentir impotentes.
La conducta de búsqueda, de exploración, requiere desde luego cierta capacidad de aventura, de saber salir de los caminos ya estériles o acabados, de alejarse de las vías muertas para explotar territorios nuevos.

Este salir de lo conocido, de nuestra zona de confort, da mucho miedo, sobre todo si a lo largo de nuestra vida hemos procurado ir sobre seguro, procurando no llamar la atención, temiendo demasiado la reprobación, buscando constantemente la aprobación de los demás.
Estas actitudes, aunque durante mucho tiempo nos han dado seguridad, tal vez nos preparan peor ante los cambios que aquellos que están acostumbrados a los cambios de residencia, de pareja, de trabajo o de país, capaces de empezar de nada con confianza y fe en ellos mismos.
El miedo al cambio, a la novedad, es por consiguiente, un gran obstáculo para encontrar nuevas motivaciones. También es muy común encontrar gran dificultad  a la hora de tener otros roles que implican las situaciones nuevas (hacer de “soltera” una persona que ha llevado muchos años de casada, hacer de alumno alguien que hace mucho tiempo que no ocupa esa posición, empezar un nuevo trabajo con la humildad del novato, buscar nuevas relaciones sociales como un recién llegado, nuevas actividades o aficiones en las que uno empieza de cero, etc.)

3. La flexibilidad de la personalidad nos ayuda a “ser de diferente manera” como dicen los americanos “open mind” mantener la mente abierta.  Aunque a veces la educación, mal entendida, parece que predique más bien ser siempre la misma persona, lo cual produce un miedo peligros ante situaciones excepcionales.
Por eso es tan importante fomentar la creatividad: buscar nuevas ilusiones, consistente en podernos imaginar acontecimientos agradables, historias posibles, nuevos caminos, nuevos parajes y por ello mismo tener ante nuestros ojos una promesa triunfo.
Las personas que desarrollan esta facultad siempre están buscando la manera de hacer que un fin de semana resulte algo memorable, una velada con amigos algo encantador, y una tarde lluviosa una fantástica ocasión para combatir el aburrimiento con deliciosas sorpresas.
Dirigir tu mente hacia preguntas como ¿qué podría hacer? ¿y de qué manera podría realizarse mejor? ¿y de qué forma tendría éxito?. Por así decirlo, se ganan a pulso, con el fruto de su esfuerzo mental el tesoro de una buena idea, magia que nunca se hubiera producido cayendo en la pasividad, la queja y el lamento.

La búsqueda activa de ideas y propósitos implica ponerse a pensar productivamente, arrancar el cerebro con listas de propósitos que, en alguno de los intentos, va a producir un enganche, una reacción más viva que de nuevo se transforme en categoría de ilusión.
Igual que la torpeza para hablar o la timidez se vencen practicando, en vez de sufriendo vergüenza, las motivaciones nuevas vienen, y se hacen realidad con el empeño terco de intentar vivirlas lo mejor posible.

Se parece esto a lo que sucede cuando aprendemos algo que se nos resiste (conducir con fluidez, tocar un instrumento musical de forma que suene bien una canción, saber utilizar el ordenador, etc.) pero que una vez superada la fase inicial se convierte en utilidad y disfrute.
Volcarse, sumergirse en el mundo real, en actividades que al principio nos parezcan imposibles o nos den inseguridad hacerlas, es la actividad que nos permitirá convertir ilusiones en deseos.

Genial. Por fin es lunes. Con mis mejores deseos.


OP

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