domingo, 3 de abril de 2011

HABLAR

Gooooooooooooood Moooooooooooorning Vietnam!!
Por fin es lunes.

Me llama mucho la atención que en los tiempos en que vivimos, que las comunicaciones son muy humanas y fluidas, en demasiadas ocasiones estamos solos, aislados. Numerosos amigos en redes sociales, pero nadie con quien quedar el fin de semana. Incontables contactos pero nadie me llama…
Me llama mucho la atención cuando digo: "quedamos para hablar”  pero en realidad la mayoría de las veces quiere decir "necesito que alguien me escuche”.  Que me escuchen sin juicios, sin opiniones, sin moralinas. Sólo eso, escuchar.
Me llama mucho la atención que incontables veces he tenido la necesidad de hablar y contar algo pero… ¿Cuántas veces he tenido la necesidad de escuchar? Aunque me lo estuvieran pidiendo.
Me llama mucho la atención ver como grandes problemas,  situaciones insostenibles, hostilidades irreconciliables… se han solucionando escuchando, tan sólo escuchando a la otra parte. Sencillo. Muy sencillo…
Hablar y escuchar. Difícil sincronía. Nunca a partes iguales.


Recuerdo hace algún tiempo entré en un baño público de una conocida empresa sueca que se dedica a hacer grandes muebles, luego los desarma y los mete en cajas pequeñitas de cartón, porque su obsesión es  que entre todo en un coche pequeño. Para mi tiene más mérito el que diseña los embalajes que el propio mueble. Meter un armario de tres puertas dentro de una cajita es digno de un alquimista. El tema del montaje es otro asunto. Mucho más delicado. Mucho más complicado. En realidad sólo se trata de poner tornillos y ensamblar debidamente pero… hay veces en los que se me complica mucho la cosa.
 El caso es que mi próstata no daba para más y fui al aseo. Cuando estaba en plena micción oí a alguien que decía: “Hola”. Yo miré para ambos lados pero no vi a nadie por lo que no hice caso, pero volví a escuchar, “¿me oyes?”. No es una situación cómoda para entablar amistad pero dada esa educación y fijación por escuchar a los demás, decidí contestar cortés pero tímidamente sin que mi voz terminara de aflorar “Síiiii??”.(Ese mismo tonito valiente que te sale cuando estás en el sillón del dentista). 
 -  “¿Qué si me oyes?” Insistió.
-  “Que sí”, respondí con un tono más elevado y seguro.
Después silencio, me sentí mal pero luego escuché: “¿Cómo estás?”  No pude pensar mal, alguien que se preocupa por mi estado, no es mala cosa.
-  “Jo que lio tengo, no sé cómo voy a salir de esta”.  Dijo.
Quizás tenga problemas, pensé… llamo al de seguridad y… pero mi curiosidad iba creciendo.”¿Me oyes o no?”... joe que insistencia.
-  “Si claro sigo aquí , tranquilo” .Dije en tono alto para que me oyera con claridad.
-  “¿Vas a estar mucho rato ahí?” preguntó el sujeto en cuestión.  Me apresuré a contestar para hacerle saber que tenía que continuar con mis compras: “La verdad es que no”, “¿necesitas que te ayude en algo?”. Me atreví a preguntar. De nuevo ese silencio… quizás esté en apuros y no se atreva a decirlo… pero el caso es que ya me había lavado las manos y pensaba en irme cuando escuché...
-  Nada no pasa nada tu a tu bola!!”. Reconozco que aquello me molestó. Estaba hablando con alguien desconocido en un baño público y encima se pone borde.
-  “A mi bola no tío, es que me estás dando la brasa y no me dices lo que quieres…” Grité para que me entendiera perfectamente mientras salía del baño.
-  Respondió gritando  también “Joe que coñazo de tío.!!” 
Me di la vuelta y grite “coñazo serás tú … ¡!!
-  “Espera un momento, por favor!!” espetó. (Eso le ha dolido pensé).
-  Lo siento o me dices que quieres o paso de perder el tiempo contigo”. (Yo también puedo ser borde cuando quiero).
-  Espera, espera por favor….” (Pensé: por fin se aclara!) y … en ese momento se abrió la puerta del aseo y escuche “espera, es que hay aquí un “tontolaba” que no deja de contestar cada vez que hablo” y mientras salía vi que llevaba un móvil pegado a su oreja.
Diooooooooooos!!!! qué vergüenza. Tierra trágame.
Salí apresuradamente del aseo, pero sé que vio efectivamente mi cara de aba (aba=gilipo…). Lo que no entendí fue, ¿por qué me miró con cara de asco? Mírame con odio, pero no con asco que yo sí me lavé las manos….
Aprendí varias cosas ese día: Un aseo público no es el sitio óptimo para hacer amistades. Escuchar, no hablar. Me lo decía mi madre: “No hables con desconocidos”. Correr, correr mucho hacia la salida más próxima. Sé que él contará esa anécdota entre sus amigos, su familia… cada verano… cada Navidad… viviré con ello.
Genial. Por fin es lunes. Toda la semana para escuchar.



OP