lunes, 29 de abril de 2019

NO ES MACHISMO. ES AMOR.


Por fiiiiiiin es lunes. (අවසානයේ, අද සඳුදා)
 
Aquella mañana Pablo, por poner un nombre, se levantó muy pronto como todos los días. Apenas si ganas 
de comer, sin ganas de beber, respirar o seguir latiendo. Aquel día era el primer día del resto de su vida.
 
Pablo no sabe cocinar, no saber planchar, no sabe nada la casa como poner una lavadora o pasar la aspiradora. 
Ni barrer, ni limpiar, ni nada porque nadie le enseñó. Pablo era un hombre honrado que pasó toda su vida 
conduciendo en trabajos no muy bien pagados porque en su día no tuvo posibilidad de tener estudios. 
Apenas leer y escribir, que le sirvió para sacarse el carnet de conducir y poder trabajar, primero con el camión, 
después en un taxi y ya pasados los 50 y hasta que se jubiló, conduciendo como chofer para un famosos
empresario. Pablo era de esas personas, callado, reservado y discreto. Un hombre de confianza. Una buena 
persona. Un candidato muy bueno para ciertos personajes que no desean que sus intimidades sean aireadas.
 
Era un trabajo bueno, de los que pagan bien y a tiempo todos los meses pero… porque siempre hay un pero, 
que le obligaba a estar siempre disponible para su señor. Muchos días llegaba a casa muy entrada la madrugada, 
después de que su señor terminara sus cenas con copa, algo tarde para Pablo, porque si algo bueno tenía su 
señor es que era muy cumplidor, y a las 8 de la mañana ya estaba de nuevo en marcha.
 
Fuero años duros de silencio y soledad pero todo lo hacía por su familia. Con 3 hijos estudiando y una mujer 
que no trabajaba, costaba mucho llegar a fin de mes. La casa, la comida, la luz, el agua… todos esos gastos que 
cada mes van cayendo. Pero el lo hacía tranquilo y con gusto porque sabía que María estaba en casa al mando 
de todo.
 
Y un día, Pablo se jubiló, y en casa se aburría, porque ya tampoco podía hacer lo hizo toda su vida: conducir 
un vehiculo. Se dedicaba a pasear y hacer los recados que María, su mujer le pedía. Esa mujer, la única de su 
vida que conoció de mozito y tras muchos años de novios, después con ella casó. Así eras las cosas antes. 
Y eso del divorcio, ni pensarlo cuando estás con el gran amor de tu vida. Quien te dio a tus maravillosos hijos, 
quien te acompañó durante lo bueno, durante lo malo, durante todo. 
Pero María enfermó y envejeció mal,  y Pablo pasaba los días junto a ella, porque María por esas cosas de la 
vida, fue perdiendo la cabeza y ya casi ni le conocía, y él siempre con su mano cogida porque así la sentía. 
Su olor, su calor, su amor. Para él, lo era todo María.
 
Jamás cocinó, ni lavó, ni limpió ni nada de casa porque nadie le enseñó. Pero amó a María hasta que ella murió. 
Y hoy se levantó solo, sin ganas de comer, sin ganas de beber, ni respirar… sin ganas de seguir viviendo porque 
solo, sin María, si su María ya no quería seguir viviendo.
 
Y alguien, una gilipollas, machista le llamó por no saber hacer nada en casa, y él lloró amargamente como un 
niño, no porque le gritaran aquello, si no porque su vida sin María ya no era vida, y solo quería morir, para volver 
a estar junto a ella, y llenar como el decía: “su vida dentro”.
 
No es machismo. Es amor. Nadie le enseñó, nadie le pidió, nadie le educó en el siglo pasado como se educa a 
los chicos en nuestros tiempos, pero Pablo a María su vida consagró
Genial. Por fin es lunes. Es amor.
 
OP
 
 

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