Por
fiiiiiiin es lunes. (Azkenean,
astelehena da)
No
es efectivo pensar que todo es bueno o malo sin ningún tipo de limitación. Todo
lo que hacemos, todo, está supeditado a una fuerza “suprema” que es lo que hace
que nuestras acciones tengan un enfoque más humano, mas respetuoso y de forma
inducida mas plausible.
En
innumerables aspectos positivos de nuestra vida la fortuna no es otra cosa que
una concatenación de acciones que nos conducen inexorablemente hacia un estadio
en el que se forja nuestro carácter, y todo ello deriva de forma directa sobre
nuestra propia tranquilidad, nuestro equilibrio emocional y nuestra personal
felicidad.
Sentirse
satisfecho de tus acciones puede ser muy favorable para tu propio yo, pero no
es en sí un coeficiente medible que podamos registrar para autovalorarnos.
Actuar
con control y mesura, de forma reflexiva tampoco nos asegura un alto valor como
persona. Sí nos puede hacer menos erráticos y sin la buena
voluntad actuando como fuerza de
equilibrio, nuestras buenos desarrollos puede volverlos indignos y peligrosos,
no ante nuestros ojos, pero si ante los de los demás.
Como
dijo el filósofo Kant: “La buena voluntad
no es buena por lo que efectúe o realice, no es buena por su adecuación para
alcanzar algún fin que nos hayamos propuesto; es buena por el querer, es decir
es buena en sí misma.”
Actuar
de buena voluntad nos da ese poder “supremo”, que nos es otra cosa que nuestro
propio control, ante todo tipo de situaciones, incluso cuando esas se tornan en
malas. La buena voluntad nos da el poder para solventar y volver en positivo
para nosotros mismos cualquier tipo de contexto que nos pueda resultar
desapacible, porque la buena voluntad es un valor, que no se puede sumar pero
que tampoco nos pueden restar.
La
buena voluntad es querer hacer bien las cosas. Es una algo interno, esa fuerza
interna sobre la que nosotros mismos mandamos y que se traslada siempre, aun
cuando el azar no acompaña.
Genial.
Por fin es lunes. Voluntarioso.
OP
No hay comentarios:
Publicar un comentario