lunes, 26 de junio de 2017

TU MANO DERECHA NUNCA TE DARÁ UN PUÑETAZO

Por fiiiiiiin es lunes. (סוף סוף זה יום שני)
                          
Es evidente que nos complicamos la vida en exceso. Damos más importancia a lo que otros piensan de nuestros temas que la que nosotros mismos le damos. Nos dejamos influenciar en exceso por comentarios, modas o tendencias. En muchas ocasiones nuestros criterio no se puro cien por cien, sino que está muy sesgado y condicionado.
Y si estamos sesgados o condicionados es complicado que alguien confié en nosotros. Y cuando hablo de confianza me refiero a confianza profesional. ¿A quien le dejarías todo lo tuyo, especialmente todo los más importantes, con los ojos cerrados?... complicado eh?.
Si te viene alguien a la mente rápidamente es porque confías plenamente en esa persona. Esa es tu “mano derecha”.
Mucho de las personas que tienen importantes responsabilidades confían, delegan, ceden parte de su responsabilidad en su “mano derecha”, personas de máxima confianza. Hay que entender que esas confianza no surge de un día para otro. Tampoco se puede comprar. Es algo que nace y que hay que estar cultivando durante mucho tiempo. Es bidireccional. Uno confía en alguien porque resulta de confianza. Nosotros proyectamos confianza siendo honestos, íntegros, sinceros y lo más importante: coherentes, es decir, decir y hacer lo mismo que se piensa (aquí quedarían excluidos de facto los políticos … jajajaja).

Y ¿cómo reconocer a tu mano derecha? Un buen comienzo es hacer como Mark Zuckerberg (creador junto con otros de Facebook) que solo contrata a gente para su equipo, aquellos con los que él le gustaría trabajar. Es bueno. Sí tu quieres trabajar con alguien es porque esa persona representa algo interesante para ti. De ahí a confiar en ellos es otra historia, pero es un buen comienzo.

Ser la mano derecha de otra persona por el contrario requiere altas dotes de humildad, para por lo habitual, estar en un segundo plano por debajo de los verdaderos “protagonista” o responsables. Grades dotes de empatía (saber ponerse en el lugar del otro) y coherencia, decir y hacer siempre lo mismo. Sincero, valiente. De pensamiento flexible y cierta abnegación. Y lo más importante lealtad. Eso es una persona de confianza plena porque tu mano derecha nunca te dará un puñetazo.
Nadie puede llegar lejos si no tiene a lado un apoyo (un cura, un coach, un colaborador, un asistente, o un director general competente si eres el dueño de la empresa, o una mano derecha). Sí lo encuentras el triunfo está asegurado.

Todos lo necesitamos. Todos podemos serlo de alguien. Solo hay que entender cuál es tu sitio.

Genial Por fin es lunes. Ambidiestro total. Con dos manos derecha.

OP


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