Por fiiiiiiin es lunes. (Farany,
androany ny androany)
No hay día que no pase en que no deje de maravillarme con la infinita,
y en muchos casos inexplorada, magnitud de nuestro cerebro.
Tenemos la capacidad de almacenar emociones, aunque no siempre
aparecen en el momento adecuado, si que se quedan instaladas en nuestra amígdala.
Durante mucho tiempo se pensó que estos recuerdos quedaban en nuestros
sistema límbico, en el hipocampo. Sin embargo lo que almacenamos en el
hipocampo son los hechos puros contrastables mientras que nuestras emociones y
sentimientos quedan almacenadas en la amígdala, aunque no es del todo exacto.
Lo que ocurre en realidad es que la activación de la amígdala a través de
proceso neuroquímicos a través de hormonas como la adrenalina hacen que se
intensifiquen nuestras emociones basadas en recuerdos reales. Cuanto mas
intensa es la activación de nuestra amígdala, mas intensa es la huella que nos
queda grabada. Ante hechos similares o parecidos nuestra amígdala se activará
junto con nuestro recuerdo haciendo que nuestra emoción sea mas intensa. Para
ello intervienen todos nuestros sentidos por lo que se puede activar con un
olor, algo que veamos o simplemente con el tacto.
Esto nos convierte en avanzadas maquinas de recuerdos con emociones.
Este almacén
de emociones ha sido, es, y será nuestro seguro de supervivencia, un
seguro de vida neuronal.
Para entenderlo de una forma práctica. Imagina que una persona ha
pasado por un incendio grave en un bosque donde intentando huir se quemó alguna
parte de sus extremidades como un brazo. Cuando ocurre este tipo de sucesos en
un lugar de naturaleza lo que se escucha es un gran silencio (todos los
animales huyen), posteriormente un olor a madera quemada lo inunda todo, para a
continuación sentir un intenso calor con una elevada subida de temperatura,
antes siquiera de que podamos ver la llamas. Para cuando podamos ver las llamas
ya es demasiado peligroso y huir en ese momento es verdaderamente complicado
por lo cambiante de las llamaradas a merced del viento. Esta dramática
situación se queda almacenada en nuestro cerebro junto con todas las emociones
sentidas.
Escuchar un simple silencio hará que nuestro sistema límbico despierte
recuerdos en el hipocampo (aunque no estemos en un bosque) que harán que
generemos mas adrenalina para la huida. Los mismo ocurrirá con todos el resto
de los sentidos, olor intenso, calor, ver llamas…. Recogidos en una secuencia
de emociones que harán que nuestro sentido de supervivencia nos active para
poder seguir viviendo un poco mas…. Y todo esto en milésimas de segundo. ¿es o
no es alucinante?
Genial. Por fin es lunes. Con las emociones a flor de piel.
OP
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