Gooooooooooooood Moooooooooooorning!!
Por fin es lunes.
Nuestra vida es similar a una patata frita.
Las hay de muchas formas, tamaños y sabores. En algunos casos son
insulsas, otras veces saladas, o con picante pero… en casa, en casa no sale muy
bien, por eso antes de cocinarlas preferimos comprarlas hechas.
¿Tiene sentido crear la mejor patata frita del mundo? Pues sí, y ya
está inventado. Y la gente va desde muchas partes del mundo a degustar unas
“sencillas” patatas fritas en el restaurante The Fat Duck del famosos chef británico
Heston Blumenthal. (solo como curiosidad están cocidas, fritas dos veces y
secadas al vacío entre otras peculiaridades).
¿Y que tiene que ver eso conmigo?
Pues mucho. Muchas veces nos conformamos con seguir haciendo las cosas como nos
enseñaron, como lo aprendimos, sin ningún tipo de aporte por nuestra parte.
Aplica para todo. Y nos cuesta entender que precisamente lo que hace que
nuestra vida se enriquezca es que nosotros hagamos algo por ello.
Este chef se puso como meta,
conseguir la excelencia a partir de productos cotidianos, de toda la vida. Para
ello dedicó tiempo, esfuerzo y mucha imaginación para crear la mejor patata
frita del mundo. El resultado es, entre otros muchos alimentos, la patata frita
perfecta. Suave por dentro. Cristalizada por fuera.
Y te has preguntado alguna vez ¿qué
es lo que puede hacerte ser único? ¿diferente?. Quizás andes metido siempre en
lo mismo sin entender que nosotros marcamos la diferencia. Que con poco
que vayamos cambiando nuestra cotidiana vida los resultados se multiplican. Por
ejemplo, levantarse media hora antes por la mañana, te dará tiempo a organizarte
el día y casi “milagrosamente” te dará tiempo a hacer más cosas de las que
tenías previsto en un día.
Genial. Por fin es lunes. Marcando
diferencias.
OP
No hay comentarios:
Publicar un comentario