Gooooooooooooood Moooooooooooorning!!
Por fin es lunes.
A veces resulta mucho más complicado de ser conscientes de ello de lo
que parece pero es que con el tiempo adquirimos esa serie de “vicios” o “malos hábitos” o “deformaciones” como prefieras llamarlo para con los demás y lo peor, para con
nosotros mismos. Y lógicamente somos conscientes de todo aquello que no nos
beneficias pero… que por comodidad dejamos que se asiente en nuestra vida.
Y aunque sea de manera consciente requiere bastante trabajo modificarlo,
sustituirlo o cambiarlo y … porque no decirlo: no es nada fácil.
Lo importante es saber si ese cambio se debe a una decisión propia o
es algo ajeno que alguien no deja de machacarnos. Porque sí, muchas de nuestras
amarguras vienen de parte de los demás.
Piensa en aquello que te parece muy relevante en tu vida, uno de esas
cosas que los demás te dicen que deberías cambiar… si eso.
Imagina ahora que estás en una isla desierta, solo o sola, sin nadie,
a tu aire. Piensa si realmente lo cambiarías, si realmente sería tan importante
para ti o pasaría inadvertido, si sería más o menos feliz, vamos que si lo
cambias. Si la respuesta es, “seguiría
haciendo o siendo exactamente lo mismo” pues bien. No debes cambiar.
No cambies tú salvo que decidas por ti mismo que ese
cambio es bueno para ti. Si buscas sentirte aprobado por el grupo y modificas
tu forma de ser, vestir, pensar y presentarte delante de los demás, puedes
llegar a sentirte muy frustrado. Porque ni aun moldeándote en función de lo que
crees que otros esperan, acertarás. ¿Cómo sabes lo que otros esperan? Lo
desconoces. Así que no hay mejor manera de acertar que ser tú mismo si a ti
mismo te gustas.
Por eso a la pregunta: ¿Cambiar o no cambiar? Solo la
puedes contestar tu. Y si decides cambiar algo en tu vida dos consejos:
1.
Que sea a lo grande.
2.
Que sea definitivo, dejando el resto de cosas atrás
para siempre.
Genial, por fin es lunes. Con cambios.
OP
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