lunes, 14 de marzo de 2016

LA SIMPATÍA ES CUESTIÓN DE DOS


Gooooooooooooood Moooooooooooorning!!
Por fin es lunes.

Muchas veces pensamos que somos simpáticos y no lo somos. Hay veces que piensan que somos antipáticos pero tampoco lo somos ¿qué pasa?.
Resulta que cuando intentamos ser simpáticos olvidamos algo fundamental y es que resultar simpático depende del otro, no de nosotros mismos ¿por qué? Porque para que exista simpatía tiene que haber una conexión mutua entre dos. Tiene que existir una afectividad conexa entre dos personas. Es un poco como sentir el mismo estado emocional de la otra persona, pero sin la necesidad de comprenderla. Y se busca una respuesta por parte del otro. Esta interacción hace que no seamos siempre lo que deseamos porque entramos en la mente del otro, en sus pensamientos, sus percepciones, sus inquietudes… y esto como resultado da que, bien caigamos genial = simpático, bien caemos regular o mal = antipático.

El resultado siempre depende de un tercero por lo que: “no es buen negocio” para nosotros. Sin embargo hay una tercera posibilidad que es: la empatía o ponerse en la piel del otro. Esto no depende de nadie, solo de nosotros mismos. Con disciplina, dedicación y mucha serenidad cualquiera es capaz de empatizar con otra persona, ponerse en su lugar e intentar entender que es lo que está sintiendo el otro. Al final lo que se consigue es justamente un efecto “simpático” porque la otra persona percibe que podemos llegar a entender lo que siente. Y esto siempre es positivo. Caeremos bien.

Por eso si tienes que actuar de una forma para conectar con otro esa es justamente la forma porque la simpatía, es cuestión de dos.

Genial. Por fin es lunes. Más empático que simpático.

OP


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