Por
fiiiiiiin es lunes. (Nakonec
je to pondělí)
Esperando a que amanezca un nuevo día pienso en
¿cuál es la mayor distancia que he recorrido para llegar a un gran destino? … y
recuerdo alguno que otro en el que he tardado más de lo que pensaba en llegar
pero que curiosamente son de los que recuerdo con mayor cariño. De echo creo
que, si se puede y casi siempre se puede, hacer escalas en el viaje es lo más interesante.
Por ejemplo en un viaje en avión sí puedes salir del aeropuerto y darte un
furtivo paseo por la ciudad enriquece el viaje una barbaridad. Otra idea es
coger el coche y hacer el camino, siempre que se pueda, en vez de varias horas
de avión, varios días de coche y muchas, muchas paradas. Conocí un compañero
que para ir a ver a conocer Escocia se fue en coche. Tardó una semana en ir y
otra semana en volver, más otra semana conociendo Escocia. Según su relató, su
mejor experiencia fue la ida y el regreso, más intenso que su propia semana de
vacaciones.
Sí, es que muchas veces nos obcecamos con llegar
pronto al destino y nos perdemos todo lo que pasa por el camino. He conocido
algunas personas que han llegado a estar en los juegos olímpicos y, aunque no
ganaran una medalla, narran la experiencia de todo “el viaje” (la olimpiada = 4
años) hasta llegar a unos juegos olímpicos como mucho más enriquecedor. Poder
estar en otro país, estar en la villa olímpica o conocer a otros grandes
atletas, como un recuerdo más intenso que el echo de haber ganado una medalla.
Por eso cuanto más largo sea el viaje más
enriquecedor para nosotros. Marcarnos como objetivo el viaje más largo que se nos
ocurra y disfrutar mucho, mucho mientras llegamos.
“Las personas no hacen viajes, son los viajes los
que hacen a las personas”. –
John Steinbeck.
Genial. Por fin es
lunes. En pleno viaje… sin salir de casa.
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