Gooooooooooooood Moooooooooooorning!!
Por fin es lunes.
La satisfacción de cada uno de nuestros deseos es un objetivo general.
Buscamos la felicidad a través de la consecución de nuestras ambiciones porque
nos producen placer y este placer bien entendido nos lleva a la felicidad.
Pero desafortunadamente esto no siempre es así, existen placeres que
son completamente inocuos que conducen a situaciones que si bien inicialmente
son placenteras, resultan ser fatales y que deben ser evitadas por su
perjuicio.
Según Epicúreo existen dos clases de deseos: los necesarios para
sobrevivir y los no necesarios relacionados estos con la cultura, relacionales,
sociales…
Entender en nuestro día a día, cuáles son los nuestros deseos
necesarios para dejar en un segundo plano los no necesarios. Y cuando hablo de
dejar en un segundo plano, quiero decir, que no se conviertan en nuestro foco
principal de atención, porque en muchos casos, nos conduce a una obsesión
extrema por conseguir este sucedáneo de felicidad.
No se puede estar feliz constantemente, si se puede llevar una vida
plena, sin perturbaciones. Esa es la fórmula que nos traslada Epicúreo y que
siguen muchos ascetas que es la disminución de la intensidad de los deseos y
fortaleza ante la adversidad para alcanzar el equilibrio y finalmente la
ansiada felicidad. A esto se denomina ataraxia, el equilibrio ente la razón y el
corazón.
OP
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