lunes, 5 de marzo de 2012

CON ÉXITO


Gooooooooooooood Moooooooooooorning Vietnam!!
Por fin es lunes.


Hace un tiempo leí un artículo sobre cuales eras las cualidades que unían a personas con éxito. El estudio realizado entre directivos de Suecia, Inglaterra, Estados Unidos, Asia… llegaba a ciertas conclusiones sobre aspectos y cualidades que todos ellos tenían en común. Lo que más me llamó la atención fueron: que reconocen, rectifican y aprenden de sus errores, respetan a todo el mundo, controlan sus emociones, se consideran justos y ecuánimes, tienen sentido del humor y son comprensivos con los demás.
Con gran capacidad para escuchar y para comunicarse verbalmente. Imaginativos y creativos para dar soluciones diferentes ante conflictos. No se rinden ante los obstáculos.
Eficacia en trato con personas, gestión de grupos y trabajo en equipo. Proactivos dentro de las organizaciones. Terminaba diciendo que los empresarios  tenían más en cuenta fórmulas de empatización que matemáticas a la hora de elegir a la gente que les rodeaba y formaban sus equipos.

La verdad es que todo ello me resultaba un poco ilusorio y fantástico. Solo faltaba decir que eran altos y guapos. Era como la descripción de un maravilloso cuento en el que los personajes, eran simplemente perfectos.
Y en esa “perfección” me quedé hasta que por cuestiones de trabajo tuve relación con varias personas que habían llegado a conseguir éxito. Y ahí es cuando me di cuenta de mi error. En mi cabeza siempre la idea de  éxito = mucho dinero. Después de trabajar con esas personas (da igual dónde) porque otra de las grandes cualidades que distingue a las personas con éxito es su discreción, empecé a entender que éxito surge desde dentro de uno mismo. Surge al alcanzar tus propias metas, las importantes para mí, que son las verdaderamente importantes. Pero apenas se puede disfrutar del éxito si no estás tranquilo contigo mismo. La conclusión fue devastadora. El éxito empieza por mí.

Éxito es resultado adecuado de un negocio, tener un estatus social, el cumplimiento de los objetivos, o asuntos personales o… lo opuesto al fracaso. Y con eso me quedo. Hoy estoy descubriendo muchas personas de éxito, que no con dinero, porque las cosas están como están. En eso me centro, en cada día ir realizando pequeños logros que me den satisfacción personal. Ese es mi éxito: personal y transferible. Al final de todo… ¿se puede llamar éxito sin compartirlo con los demás? Y en el caso de que se pueda ¿quiero yo tener éxito si no lo puedo compartir?...Ahora ya sé dónde dirigirme.


Genial. Por fin es lunes. Otro lunes más, otro éxito más.


OP


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